Proceso de Beatificación

 

A petición de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre se pide a la Iglesia Católica iniciar el proceso de canonización de la Madre Clara Fey.

En el caso de la Madre Clara Fey hay un proceso en Roma de 1916 a 1924, otro en Tréveris de 1919 a 1920 y finalmente de 1933 a 1934 en la Curia de Roermond, donde tiene lugar un Proceso Ordinario Complementario.
Como resultado de ello, en 1934 se abre la tumba de la Madre Clara Fey que se encontraba en el cementerio de la comunidad en Simpelveld. De donde se trasladaron sus restos mortales a la iglesia conventual de la Casa Madre General, la Casa Loreto en Simpelveld. La exhumación del cadáver y su reconocimiento hacen parte del Proceso.
Luego se envían las actas a Roma al gremio correspondiente en el Vaticano, que verifica, además formalmente, la validez jurídica de las actas diocesanas recibidas. En ese momento se nombra un relator (juez de investigación) para un estudio científico de las actas. Esta investigación tiene por objeto ayudar a la toma de decisión sobre el reconocimiento de la heroicidad de las virtudes. El proceso correspondiente llamado Proceso Apostólico de las Virtudes tiene lugar de 1963 a 1967. Una comisión de teólogos y la reunión de todos los Obispos competentes en el asunto lleva a que se hagan otros exámenes y finalmente el 26 de febrero de 1991 la Reunión Ordinaria de los Obispos y Cardenales reconoce que la Sierva de Dios, Clara Fey, practicó heróicamente las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y las demás virtudes subordinadas a éstas.
Con esto se dio un paso decisivo en el camino de la beatificación de la Madre Clara Fey. El 5 de mayo de 2018 en la Catedral de Aquisgrán fue Beatificada y su fiesta se celebra el 8 de mayo.